Biodescodificación y bioneuroemoción para abordar el dolor

El dolor es la primera causa por la que un paciente visita al médico, y es una señal de alarma que nos indica que hay algo en nosotros que no va bien. La percepción del dolor está claramente influenciada por nuestras emociones y por nuestro estado de ánimo, de la misma manera un dolor crónico puede influir en nuestro estado anímico.

En el sistema osteoarticular hay muchas patologías que comportan dolores de diferente intensidad. Podemos hablar de: tendinitis, contracturas musculares, artritis, artrosis, lumbalgias, cervicalgias, epicondilitis, síndrome del túnel carpiano, bursitis, dolores discales, dolores óseos, neuralgias, dolor ciático, etc.

Cuando los síntomas de una contractura, tendinitis, lumbalgia… no disminuyen en el plazo que el médico considera normal, y si las causes no son de tipo traumático, derivadas de un golpe, accidente o sobreesfuerzo, es el momento de pensar que pueda haber factores psicosomáticos en el origen de la patología.

A modo de ejemplo: Una contractura muscular es la contracción persistente e incontrolable de un músculo o grupo muscular que produce un dolor continuado, que va acompañado de rigideza y que esta aumenta aún más al intentar mover los músculos afectados. Los músculos contienen muchas mitocondrias, que son las encargadas de transformar la glucosa que transporta la sangre en energía para el funcionamiento muscular. Cuando hay una contractura, el diámetro de los vasos sanguíneos que alimentan el músculo disminuye, lo que conlleva una menor aportación de nutrientes y, además, una dificultad añadida para el drenaje de toxinas a través del sistema venoso. Si las toxinas tienen dificultad para salir del tejido muscular, empieza a crearse un PH ácido que generará una inflamación, y ésta hará que se contracture más el músculo, derivando en un dolor cada vez más intenso e invalidante.

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La biodescodificación aporta en estos casos una visión y unos recursos diferentes, a partir del estudio individualizado de la causa concreta que ha provocado un estrés en el paciente, y que ha generado alguna de las patologías citadas anteriormente. Como regla general diremos que durante unos días y meses antes de la aparición del dolor, la persona afectada ha pasado por un momento o un período de inestabilidad emocional, con una mezcla de sentimientos de desvalorización, ira, impotencia, u otros.

Dicha inestabilidad puede haber llegado a causa de un choque emocional individual, impactante, inesperado, sorpresivo y para el que, en ese momento, la persona afectada no halla una solución. Otra manera de desencadenar la patología puede ser una saturación conflictiva derivada de una preocupación continuada por diferentes situaciones personales, la suma de las cuales lleva a que se sobrepasen los límites de tolerancia propios, desencadenando el bloqueo energético de una zona específica del cuerpo.

También debemos tener en cuenta la “conversión repetitiva a mínima”, que no es más que la repetición continuada de pequeñas situaciones conflictivas del mismo tipo, con una mínima carga emocional, que con el paso de los años puede generar una afectación crónica, o bien que una patología aguda tienda a cronificarse.

Podemos afirmar por tanto que el dolor físico es directamente proporcional al dolor moral.

Una masa conflictiva débil podrá atacar el cartílago de las articulaciones, los tendones musculares o los ligamentos. Una masa conflictiva de nivel medio, podrá atacar el músculo. Una masa conflictiva fuerte atacará los huesos con fisuras, fracturas, osteoporosis… Una masa conflictiva muy fuerte podrá atacar los huesos de forma maligna, con osteosarcomas, metástasis óseas o afecciones de la médula ósea.

El dolor no empieza en un lugar al azar. El cerebro humano no hace nada al azar. El cerebro tiene una extraordinaria precisión y por tanto no será el mismo conflicto un dolor en la parte interna del codo, que un dolor en la parte externa. Cada músculo y articulación del cuerpo tiene una función diferente, y si se genera una inflamación en un punto del codo, brazo, túnel carpiano, rodilla… se ha de analizar y encontrar el sentido biológico de la inflamación en aquel punto concreto. Esta es la aportación de la biodescodificación y la bioneuromemoción se pueden conseguir unos buenos resultados.

Hay casos en que de forma paralela trabajan el especialista en biodescodificación o bioneuroemoción y un médico o un/a profesional en quiromasaje, acupuntura, osteopatía o fisioterapia, para conseguir unos resultados óptimos en el menor tiempo posible.

Ricard Rodulfo Cano
Terapeuta de biodescodificación y bioneuroemoción en Accura